De compras

20/05/2010

"No dije que lo sabía. Mi cara dubitativa también estaba ensayada. Incluso mi look de madurito adinerado  con traje impoluto fue maquinado con premeditación y alevosía. Tras comunicarme el precio esperó impaciente mi reacción. Aguanté veinte segundos haciéndole creer que lo podía comprar. Finalmente respondí con indiferencia que no me convencía, salí por la puerta y giré la esquina de la calle. Misión cumplida. Desde hace tiempo quería sentir la superioridad de probar un Ferrari y de que me adulasen como si tuviera dinero."

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