Se cierra el telón


En muchas ocasiones da igual de qué lugar hablemos... pues disfrutar de un momento inolvidable puede depender de la suerte de contemplar un atardecer como éste.

El sol luchando hasta el último momento contra el peso de la oscuridad.

Un instante después, cielo y tierra se unieron como cada noche para formar un mundo mitológico, de leyendas, en el que la fuerza de la luz deja paso al oído y al tacto para redescubrirnos como seres indefensos.

En la isla de Lanzarote aún existen lugares en los que, al atardecer, es posible no vislumbrar más luces que las de la naturaleza. 

El sol, a menudo, pelea por no desaparecer.

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