Luffa, una esponja vegetal

De una época a esta parte hablar de esponjas de baño significaba hablar de los utensilios de ducha, fabricados a partir de derivados del petróleo, que son llamativos por sus variados colores y formas. Pero mucho antes de que se generalizase el uso de estas esponjas sintéticas ya se utilizaban esponjas naturales para el aseo. De todas ellas las más conocidas han sido las esponjas marinas, pero también se han utilizado durante milenios especies vegetales para realizar tales tareas.



Este es el caso de la Luffa (Luffa acutangula y Luffa aegyptiaca) una planta que permite obtener una esponja de alta calidad, natural y de gran durabilidad, suave al tacto y excelente para utilizar en el aseo diario. La Luffa pertenece a la familia de las cucurbitáceas, de la que también forman parte el calabacín, la calabaza, el pepino, la sandía y el melón.


La esponja se obtiene del fruto, que nace de la planta con el aspecto de un calabacín, alargado, con líneas oscuras longitudinales y que alcanza una longitud de 20 a 60 cm. El fruto se debe dejar secar en la mata. Una vez seco se recoleta y se pela, y al desacernos de su dura piel ya podemos comprobar la textura de nuestra esponja vegetal.

Las semillas son de un color negro intenso y se encuentran dentro de la esponja. Para extraer las semillas hay que golpear la esponja (mejor si se hace aún con cáscara) y las semillas caen por las cavidades de la esponja. Con estas semillas podemos plantar las Luffas de la siguiente temporada en nuestro huerto o jardín.


Es una planta de zonas tropicales, pero se puede plantar en zonas templadas a la vez que los melones o calabacines, requiriendo zonas soleadas y que el suelo esté continuamente húmedo pero sin encharcarse. Se puede cultivar de forma rastrera o en espalderas, ya que es una planta trepadora.


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